El horizonte constituye una regla básica en la fotografía, consiste en trazar una línea imaginaria que transmita que la fotografía se encuentra perfectamente alineada. Generalmente se recomienda que la línea de horizonte no se encuentre justo a la mitad de la fotografía, sino que siempre este “cargada” hacia uno de los extremos de la fotografía, esto con la intención de darle mayor importancia a cierta zona de la misma.
Cuando el horizonte no se encuentra alineado, se dice que la fotografía tiene el horizonte caído o inclinado.
Aunque esta es una regla de oro de la fotografía, en algunas ocasiones algunos fotógrafos deciden “dejar caer” el horizonte a propósito con la intención de dar dinamismo a la fotografía.